El acné es una condición que afecta a personas de todas las edades y tipos de piel, aunque es más frecuente durante la adolescencia. Se caracteriza por la aparición de granos, puntos negros y espinillas, que se desarrollan cuando los folículos pilosos se obstruyen con grasa y células muertas de la piel.

A diferencia del acné típico, la rosácea no está causada por la obstrucción de los poros o la producción excesiva de grasa, sino que está relacionada con la inflamación de los vasos sanguíneos y la sensibilidad de la piel.

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Acné

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• Edad típica: Adolescencia y adultos jóvenes (aunque puede continuar en la adultez).

• Causa principal: Alteración de la unidad pilosebácea, influida por hormonas andrógenas.

• Lesiones características: Comedones (puntos negros y blancos), pápulas, pústulas, nódulos, cicatrices.

• Localización frecuente: Cara (zona T), espalda, pecho, hombros.

• Factores que lo empeoran: Exceso de grasa, cambios hormonales, ciertos cosméticos,

• estrés, alimentación rica en azúcares.

• Tratamiento común: Retinoides, antibióticos tópicos o sistémicos, ácido salicílico, isotretinoína en casos severos.

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Rosácea​​

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• Edad típica: Adultos entre 30 y 50 años, más en mujeres de piel clara.

• Causa principal: Trastorno inflamatorio crónico vascular y cutáneo.

• Lesiones características: Eritema persistente (rojeces), telangiectasias (vasitos sanguíneos visibles), pápulas y pústulas superficiales (sin comedones), rinofima en casos severos.

• Localización frecuente: Mejillas, nariz, frente y mentón.

• Factores desencadenantes: Alcohol, comidas picantes, sol, calor, cambios de temperatura, estrés, café, corticoides tópicos.

• Tratamiento común: Cremas antiinflamatorias (metronidazol, ivermectina), antibióticos orales (doxiciclina), láser vascular, protección solar estricta.

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Diferencias clave​

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